SIN MIEDO AL MIEDO - Artículo publicado en la revista DELIRIO










El miedo es una herramienta de coerción e intimidación muy útil para silenciar y controlar. Una amenaza silenciosa sutilmente te recuerda que puedes perder lo que tienes. No te quejes, no hagas ruido, porque puede empeorar tu situación hasta convertirse en un infierno. Atemorizar a las masas para que no se atrevan a rebelarse, censurando y deformando la realidad.

Pero el miedo es un arma muy peligrosa cuando se aplica a quien poco tiene que perder. Cuando tú día a día es la lucha por la supervivencia, cuando vives una realidad paralela que nadie de los que te rodea puede ni tan sólo imaginarse, pierdes el miedo a este miedo abstracto que quieren infundirte, si es que alguna vez tan siquiera lo has tenido.

La realidad cruda y desgarradora se impone. El condicional y el futuro desaparecen ante un presente que avasalla y no deja espacio para nada más. Aquí, ahora, es todo lo que importa y el miedo al miedo es meramente irrisorio ante los problemas reales que te obligan a actuar sin tregua para seguir adelante, para simplemente sobrevivir. Cuando cada día es una batalla real que pone a prueba tu fuerza física y mental, el miedo al miedo no es nada más que una falacia, una ridícula amenaza frente a los obstáculos innegables del submundo en el que te has visto abocado a vivir.

A veces te atreves a asomarte por la ventana en un arriesgado juego para ver cómo viven los supuestamente más afortunados y te impresiona ver la gente paralizada por un miedo irreal que los mantiene adormecidos y viviendo sin sentir. Es casi trágico ver cómo pasan por la vida de puntillas, atemorizados, anestesiados, controlados y sin ni siquiera darse cuenta.

Los que nos ha tocado vivir diariamente situaciones límites, como los afectados de Sensibilidad Química Múltiple; los que de un día para otro hemos sido relegados a ciudadanos de segunda, sin derechos pero aún con todas las obligaciones; los que nos hemos convertido en nómadas gracias a un mundo envenenado que está agonizando donde se nos roba nuestra salud, nuestra vida, nuestros sueños; nosotros no tenemos miedo al miedo, porque no hay margen para la cobardía ante una realidad que sobrepasa cualquier miedo que nos quieran infundir para intimidarnos, dominarnos y en definitiva anularnos. Lo que nos temíamos ya nos ha pasado. Ya no tenemos nada a lo que temer.



Artículo publicado en español, inglés y alemán




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